La calma de estas cuatro paredes parece aislar mi caos interno del resto mundo. Tal vez sea mejor asi, que desaparezca, me haga pequeñita hasta que nadie sea capaz de percibirme y entonces ser capaz de enfrentarme a mi propia confusión. Pero sigo sin hallar mi norte, mi brújula interna que indicaba que era lo que debía hacer se ha roto en mil pedazos dejándome totalmente desorientada, perdida en mi propio océano de dudas...
Y por más que braceo tratando de salir a la superficie, hay algo que me ata, devolviendome a la desesperación...Creo que incluso he olvidado ya como nadar, ya no hay vuelta atrás, pero tampoco camino hacia delante. Lo peor de todo es que he sido yo misma quien ha tejido esta maraña, quien tomó las decisiones que me llevaron hasta aquí. Seguiré braceando hacia ninguna parte, hasta que mi propio cansancio me derrote o encuentre una tabla salvavidas.