Por supuesto que sería feliz de releerlo, una y mil veces, y lo volvería a disfrutar como esa niña tonta y enamorada, que fui, y en el fondo nunca dejaré de ser.
Pero hay que corregir las faltas cometidas contra uno mismo. Las que has hecho al mundo, ya fueron saldadas con tu dolor. ¿Pero y todo ese daño que te haces a ti mismo...? ¡A veces incluso de forma consciente! ¿Esos daños quién los repara si no tu mismo?
No se trata de ser un árbol torcido, es que las ramas te inclinan. Por eso a los árboles hay que podarlos, para que esas ramas viejas, que en su día fueron nuevas y llenas de vida, sean reemplazadas por otras mejores y más fuertes, porque ya tienen raíz, sustento. Es un árbol con experiencias. Que debe dejar lugar a otras nuevas.
El problema está en que, a nosotros si nos duele podar una rama, una rama en forma de recuerdos felices, de risas, amor y momentos inolvidables....Duele, pero parece necesario
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