jueves, 19 de agosto de 2010

(L)


No hay ningún motivo, nada en especial. Las cosas son exactamente iguales que hace media hora. Pero por algún motivo, me siento más feliz, más segura.
Tal vez, llego la hora. De dar un paso adelante, sin tener que dar después esos dos atrás.
Miro a mí alrededor, y veo que todos hemos cambiado, todos hemos madurado. Y hemos cometido errores, pero hemos llegado a ser quiénes somos gracias a esos errores. Tal vez no haya que flagelarse pensando una y otra vez ¿por qué?, si no pensar... ahora sé lo que no hay que hacer.
Y alomejor, me equivoque, pero cuando eso pasé, habré aprendido, habré tenido un millar de momentos más para recordar, y unas cuantas lecciones más de las que aprender.
Nadie es perfecto. Y a la gente se la quiere por sus imperfecciones a veces incluso más que por sus perfectas virtudes.
Y esos, pequeños o grandes errores, tal vez, luego, los recuerde con cariño.
Todo empieza, todo acaba, y a veces, todo se reinicia, para darte una nueva oportunidad, una pequeña continuación, la vida de reserva. Y si te lo propones hasta ganas el juego al azar, hasta reescribes tu destino, y esas líneas que marcaban el desastre desaparezcan, y nunca se cumplan.
Y presiento que todo va a cambiar, tal vez para bien. Que todo el sufrimiento fue parte del proceso para llegar hasta aquí, ser quién soy, y esta vez, sí hacer las cosas bien. Dicen que a la tercera va la vencida. Y me gusta creer que va a ser así, que será mi oportunidad, y si no sale bien, al menos sé que seré feliz, aunque sea por breve tiempo, y todo aquello por lo que pasé, o pasaré, merecerá la pena, por tan solo un segundo de felicidad

No hay comentarios: